lunes, 20 de junio de 2011

Capítulo 1

PRÓLOGO




Os voy a contar mi maravillosa historia, llena de locura, magia y amor. La viví en mi piel,  muchas veces no supe por donde tirar pero ahora estoy aquí, para contaros la más increíble de las historias.
Todo empezó el primer día de verano. Las vacaciones, la playa, el sonido de la brisa… De momento, todo es normal, pero mi vida va a dar un vuelco de 180º.

                                                                                                                                                 
































Capítulo 1
El comienzo de todo.


Lo primero será presentarme, me llamo Lena, encantada. Estoy en un acantilado, siempre me han gustado los lugares altos, sentir el viento en la cara, oír el choque de las olas sin cesar, ese es mi pequeño paraíso. Respiré hondo, y miré al horizonte.
El viento soplaba más fuerte que de costumbre, es más, me empujaba. Yo me quedaba quieta, lo más lógico hubiese sido haberme metido en casa, a ver películas y a comer palomitas. Es decir, esperar a que pasase el mal tiempo. Pero yo, no quería, había un impulso que no me dejaba irme, decidí llevarme por el viento, ya pararía.
En ese mismo instante una corriente de aire llegó a mi espalda, me empujó hasta la punta del barranco y me tiró. Miraba el mar, adonde iba a caer, pensé que había sido el final, que todo se había acabado. Yo no quería, aún me faltaban muchas cosas que vivir. No quería acabar así.
Me paré en el aire, vale, eso no es normal. Una capa de viento me protegía. Ante mis ojos apareció un huracán, empezaba a tener miedo, mucho miedo. Casi no lo sentí cuando me atrapó, me parecía una sensación familiar, eso es de locos.
Mientras yo vivía ese acontemiento,  en otros lugares del país lo estaban pasando mucho peor.
En las costas del sur, había una joven alegre, haciendo lo que más le gustaba, estaba en el mar, surfeando. Le pasó igual que a mí, vivía su momento de gloria, un  momento de tranquilidad, controlando todos sus movimientos. Era una muchacha de cabellos castaños, algún destello rubio adornaba su largo pelo. Sus ojos eran similares al mar, azules, eran unos ojos preciosos, debo admitirlo. Su piel era morena, de haber estado tanto tiempo al sol. Le gustaba mucho la playa. 
Una ola creció detrás de ella, sin explicación, solo podemos fiarnos de la magia. Ya os podéis imaginar que pasó. La ola, sin piedad, la arrastró hasta mar adentro, y en ese instante despareció.

 Todavía no he acabado, la historia sigue. Cada vez más siniestra.
En un parque de mi querida Barcelona había un chico, pelo moreno, ojos marrones... lo típico, ¿no?
Pues le pasó algo que se podía haber escrito en una novela de terror. La tierra se abrió, formando grandes grietas en el suelo, todo el parque temblaba. Las grietas rodeaban al muchacho, dejándolo atrapado. Un segundo y el cayó tierra adentro. Al terminar la tierra su tarea, las grietas se desvanecieron, se volvieron a juntar. Como si lo que hubiese pasado fuese un mal sueño.
Los misterios continúan, el miedo vuelve a aparecer pero de una forma muy suculenta.
En un supermercado de Salamanca, una chica estaba haciendo la compra con sus amigos, era un día aburrido. Ella deseaba abarcar una aventura, aunque fuera pequeña, lo deseaba con todo su corazón, no quería vivir su aburrida vida de siempre, prevista en todo momento. Su vista se dirigió hacia un lugar, una gran torre en medio del largo pasillo, anunciaba un chocolate. La dependienta que pasaba por allí le dio a probar, con tal de hacer un poco de propaganda.
Le pareció suculento y delicioso al mismo tiempo, se estaba planteando comprarlo o no. Era un sabor nuevo, excitante... En un descuido se le cayó al suelo la barrita de chocolate. Fue a cogerla y...se prendió fuego, el fuego estaba vivo, se extendía más rápido que la luz, no le dio tiempo a reaccionar y el fuego la envolvió. Era muy extraño, ¡Ella no se quemaba! Intentó salir del supermercado a tientas, el humo le impedía la visibilidad. ¡Pero ocurrió algo mágico! El fuego que la rodeaba creció aun más, cuando apagaron el fuego, la chica había desaparecido…

Volviendo al principio, a ese huracán que me tragó sin compasión…empezó a desvanecerse. Yo no veía claramente, el viento hacia un muro que me impedía ver. Algo se movió, yo no sabía que era y empecé a temblar. No quería ni pensar que me esperaba detrás de ese viento. Últimamente he visto muchas películas de miedo, de lo cual me arrepiento.
Ya podía ver con un poco más de claridad, esa sombra tomó forma humana. En un segundo pasó de darme miedo a simple curiosidad. ¿Quién sería? ¿Por qué no se marchaba de allí? ¡Estaba a punto de tragarlo un huracán!
Ya casi había desaparecido la cortina de viento que me rodeaba, podía observar una sala. Las paredes estaban adornadas con millones de retratos, por sus formas de vestir y de posar, deducí que eran de la realeza. Había un cuadro más grande que todos los demás, casi llenaba una pared entera. Se podía contemplar a una joven, era realmente hermosa. Sus cabellos eran negros, pero con un brillo especial. Su pelo se enredaba con unas flores, hacían que el cuadro pareciese más bello aún. Sobre su cabeza llevaba una tiara, los adornos de esta eran finos y extravagantes, no los había visto nunca.  Tenía la piel tersa y muy clarita. Sus ojos eran verdes, las pestañas los adornaban. Llevaba puesto una tunica, muy parecida a las que yo había visto en películas del lejano Egipto.
Unos diamantes adornaban la túnica. En las manos llevaba algo que realmente me llamó la atención. En la mano derecha tenía una luna, y en la izquierda un sol. Los dos se complementaban, era algo precioso y mágico.
Debajo del gran cuadro algo se movía, supongo que sería la sombra de antes. Miré al suelo y me llevé una gran sorpresa para mí. ¡Estaba flotando en el aire! Del susto me caí al suelo, pero algo paró mi caída. Era la sombra de antes, se había acercado hasta mí y me había cogido en brazos. Decidí mirar quien era mi salvador.
Era un muchacho. Su pelo se enredaba alegremente, y sus ojos eran bonitos…muy bonitos…eran de un azul celeste. Además, era esbelto y parecía estar fuerte.
El me sonreía con una sonrisa traviesa, y me parecía la sonrisa más cálida que había visto nunca. Hubiese jurado que en ese instante solo existíamos él y yo, sólo él y yo…
Mi momento había acabado. Me dí cuenta porque el suelo se estaba encharcando, salía agua de las paredes y en medio de la estancia, una gran catarata rompía con fuerza. La escena daba terror, no sé porque pero no podía moverme. Estaba paralizada.
El muchacho rubio, acercó sus labios a mi oído, y me dijo que me tranquilizara, que no iba a pasarme nada. Sólo sus palabras me hacían estar segura…no se explicarlo.
La cascada se estaba trasformando en una burbuja. Para mi sorpresa, de ella salió una chica. Cabellos castaños, ojos azules…iba con un bikini probablemente de una maraca cara.
Me iba a levantar para ayudarla, pero el muchacho me paró en seco y me dijo que esperase.
Creo que el tenía razón, porque lo que sucedió después si que era raro y tenebroso de verdad. El suelo se abría, las grietas iban creciendo más y más. Me eché para atrás, apartándome del siniestro panorama. Me tropecé con algo, no sabría decir que era. Pensé que me iba a caer, que era el fin. Lo cual en este día había sido una sensación  muy repetitiva. Y otra vez él estaba allí, para agarrarme con sus grandes brazos, y salvarme de una muerte segura…no se como lo hacia pero parecía que podía leer todos mis movimientos.
En un lado de la sala, se estaba acumulando tierra sin cesar, hasta llegar a formar una silueta humana. Apareció un rostro mientras la tierra iba desvaneciendo de su cuerpo, a la vez que las grietas se cerraban.
La chica del agua fue en su ayuda, para consolarle y preguntarle que le había pasado.
Yo decidí que todo había acabado, me fui a levantar pero…
-Todavía no, espera.
Sus palabras trajeron consigo una llama de fuego, que se fue agrandando cada vez más. Yo me dejé caer al suelo, a su lado. Ya no me parecía extraño, después de lo que había vivido ese día…
Pero en este caso el fuego parecía vivo, el fuego se extendió por la sala, quemando las cortinas e intentando llegar a los cuadros para destruirlos. El fuego rodeaba ese inmenso cuadro de la bella mujer, pero no se atrevía a dar un paso adelante. Parecía que el fuego había detectado donde nos encontrábamos,  y no dudó ni un segundo en saltar hacia nosotros. Pero lo hizo mágicamente, el fuego tomó forma de dragón. Se podía observar claramente sus dientes, y como su mirada penetraba en nosotros. Nos echó un último vistazo y se lanzó sobre mí. Está vez si que el miedo me invadía, esa sensación cercana a la muerte que había sentido tantas veces no me gustaba nada.
Antes de ser quemada, el chico hizo un gesto brusco con la mano, en unos segundos tenía ante mí una muralla hecha de arena, que había parado al fuego de su intención.
Él bajó la mano, y la arena fue desapareciendo lentamente.
Me percaté de algo que no había visto antes, la gran columna de fuego echaba chispas, y el fuego extendido por la sala volvió a su lugar de origen, como queriendo proteger algo.
El fuego se empequeñecía, mientras tanto, el fuego dejaba ver una silueta, cada vez más visible. Cuando el fuego hubo desaparecido por completo, una chica jadeaba allí, en el lugar donde todo había empezado.
Sus ojos eran rojos, pensé que llevaría lentillas, porque no es color que suelen tener las personas en los ojos. Mirando más detenidamente, no me daba la impresión, tenían un brillo, como el fuego, parecían estar vivos. La muchacha era morena, con varias mechas escarlatas en su pelo. Parecía segura de sí misma, pero a la vez algo en su mirada me decía que no era tan fuerte.

-Bien, creo que ya estamos todos.

Me sobresalté, estaba sumida en mis pensamientos, y al oír una voz me desconcentré. Era aquel muchacho que me había salvado en tantas ocasiones, con su dulce voz, todo parecía sencillo, aunque lo que nos contaba fuera una auténtica locura.

-Bienvenidos, me llamo Zac. Os acaban de pasar cosas extrañas, con el tiempo lo entenderéis. Por eso estáis aquí, para entrenaros y encontrar respuestas a todas vuestras preguntas. Que mejor lugar que el paraíso de la magia, Egipto.

-¡¿Egipto?!- Creo que todos nos sobresaltamos al oírlo, no es muy normal estar al otro lado del mar y teletransportarte a Egipto.

Las dudas surgieron, creo que nos pasamos haciendo preguntas demasiado obvias, pero nunca nos respondía con total claridad. Decidí echarle una mano. Yo creo que tengo como un sexto sentido, puedo ver la mirada de la gente y saber si mienten o no. Pero su mirada era pura, por eso tomé esta decisión.

-Es lógico, todo lo que nos ha pasado no ha sido normal, no se puede responder con la ciencia, más bien tenemos que creer en la magia. -Cada vez que hablaba, empezaba a creer más en lo que estaba diciendo. –Es imposible científicamente trasladarnos a Egipto en más o menos unos minutos. Sino es magia, ¿Qué creéis que es?

Al acabar la frase, corrió el viento. No podía ser posible, nos encontrábamos entre cuatro paredes y con las ventanas cerradas. Me llevé más sorpresa aún cuando el viento se acumulaba delante de mí. Ese viento se fue transformando poquito a poco en una pulsera. Que se posó tranquilamente sobre mis manos. Parecía increíble, mágico, no sé como me pude sorprender después de todo lo sucedido. Pero el que se hubiese posado en mis manos me decía que era mío, un tesoro que debía guardar en un cajoncito que yo solo pudiese abrir. Era una sensación única.
-Es tuya, -me dijo Zac, para hacer de mis sospechas una realidad- ahora, concéntrate, cierra los ojos y déjate llevar por su aura…
Mis ojos obedecieron, todos se quedaron callados, lo que me supuso un gran alivio. Noté una presencia en mi mano, irradiaba seguridad y un gran deseo de pasar a otra forma. Me concentré y suspiré, como queriendo echar por ese soplido todos mis pensamientos. Noté como la fuerza crecía, al igual que un gran grito de sorpresa que soltó aquella chica del agua. Los ojos se posaron en mí, mirándome con asombro.
Decidí unirme a esa mirada colectiva. A mi también se me escapó un pequeño grito de sorpresa. La pulsera que había estado en mi mano hace unos segundos se había convertido en un arco.
Era precioso, en medio del arco, había una gema preciosa, era de un color gris, como el que solía coger la luna a veces. Pero la gema brillaba más fuerte que esa luna. De la gema salían unos tatuajes realmente misteriosos y antiguos, parecían grabados con plata, lo que hacía resaltar aún más esa gema. El arco parecía hecho de ébano. Y la cuerda también era de plata, realmente era precioso.
Quise preguntar pero se me adelantaron.
-¿Cómo a sucedido todo esto? No es posible que una pulsera se haya convertido en un arco, ni que nos hayamos trasladado a Egipto en solo unos minutos, o que el supermercado en el que estaba se convirtiera en llamas por una simple barrita de chocolate, ¡No puede ser!
La chica de mechas pelirrojas parecía asustada realmente, quería mostrar una barrera, que era una chica dura, pero lo sucedido podía con ella. Pensé que se iba a desmoronar, que ya no aguantaba en pie, pero como siempre, Zac consiguió leerme la mente de algún modo y se adelantó a hablar.
-Deborah, tranquila, pronto lo entenderás todo, no intentes correr como el fuego.
Ella se asustó y creo saber por qué. Miré a Zac a los ojos y me lacé a preguntar, como si mi vida pendiera de ello.
-¿Cómo sabes su nombre?
­-Os hemos estado vigilando, Lena.
-¿Vigilándonos? ¿Por qué?
-Para saber si erais los elegidos.
-Cada vez entiendo menos, elegidos…observándonos…
-Ya sé que es difícil de creer. Pero sino no, no os hubieran pasado esas cosas. Por ejemplo, Lena, lo de la caída en picado y que hubieras parado en el aire… sólo significa una cosa, se te a concedido el Don del Aire.
A ti, Ami, estabas  tranquilamente en surfeando y una ola te derribó y te trajo hasta aquí. Has sido bendecida con el Don del Agua.
Brad, lo tuyo fue mucho más terrorífico, normalmente la tierra suele hacer las cosas más a lo grande, le gusta dar la nota. Tú tienes el Don de la Tierra.
Débora, lo de incendio…está relacionado con el último elemento y no el más subestimado…
-El fuego…
-Sí, Deborah el fuego.
Pero parecía que Deborah ya no le prestaba atención. Se había percatado de otra presencia en la sala. Ella miraba fijamente  al rincón oscuro. Zac acabó dándose cuenta de que su discurso ya no tenía ninguna atención. Él hizo un gesto con la mano, como diciéndole a alguien que viniera. Efectivamente, como se había percatado Deborah había alguien más en la sala. Era un muchacho alto, robusto, e incluso fuerte. Aunque tampoco era cuadrado. Sus ojos eran grises y miraban fijamente a Deborah. Su pelo era oscuro, una mecha gris como sus ojos le caía por el flequillo.
-Este es Trevor. Es mi ayudante y mi consejero, aunque también es mi mejor amigo.
Una sonrisa adornaba la cara de Zac, Trevor debía de ser alguien muy importante para él. Y su mirada brillaba al contemplar a su amigo.
Luego, Zac me dirigió la mirada a mí, sus ojos mostraban alegría y fascinación, también un poco de timidez. Yo le devolví la mirada y le sonreí. Y el me sonrió con su calida sonrisa. Después continuó con su discurso.

-Bien, sobre lo del arco… es el arma de Lena y vosotros también tendréis una en cuanto estéis preparados. También tendréis que saber que Trevor y yo gestionamos una escuela. En la que entrenamos a chicos también con dones especiales como vosotros. Aunque nunca se habían reunido los cinco elementos juntos.
-¿Cinco?-Yo me sorprendí con que eran cinco. ¿Acaso no eran el Agua, el Aire, el Fuego y la Tierra?
-Sí, Lena, cinco. Viento, Fuego, Agua, Tierra y Arena.
-¿Arena?
-Sí. Aquí en Egipto es considerado un quinto elemento, cosa que muchas personas no saben. Como estamos rodeados de desiertos es normal que lo consideren un don importante.

Tenía su lógica. Era un don importante para sobrevivir, en todos aquellos desiertos, de los que había oído hablar en esos cuentos infantiles, como Aladín, Alibabá y los cuarenta ladrones…

-Y… ¿Esos chicos que clase de dones tienen?-Preguntó Ami.
-Como levitar objetos, ver visiones, súper fuerza…
-¿Y por qué los reunís?- Ami parecía muy intrigada por esos otros chicos que como nosotros tenían poderes o dones especiales.
-Por si algún día el mal se despliega. Eso ya ocurrió una vez y no permitiré que vuelva a pasar.



La mirada de Zac había cambiado, ya no era la dulce sonrisa de antes sino que se había vuelto oscura, con odio y temor.

-¿Y qué pasó?- Preguntó Brad.
-Tranquilos, ya lo sabréis en su momento.

¡Genial! Ya empezamos con los enigmas, ¿Por qué la gente no puede soltar las cosas sin más? ¿Es que les gusta ver sufrir a la gente de curiosidad? Seguro que sería una buena historia, pero tenemos que aguantarnos y que pase el tiempo y cuando lo sepamos ya será tarde, habremos perdido toda esa curiosidad.

-Está bien. Es hora de que veáis la escuela.

Zac nos hizo un gesto para que lo siguiéramos. Había un largo pasillo, alumbrado por antorchas, parecía realmente un palacio. Quizás el establecimiento hubiese permanecido a algún emperador. Por fin se veía un poco de luz natural, provenía de una puerta grande y ancha que se encontraba al final del pasillo. Zac la abrió y nos invitó a tomar algo de aire puro. En cuanto pasé por esa puerta y quedé fuera del palacio me sentí viva, no recuerdo  la última vez que me sentía tan bien.
La cara de mis compañeros se llenaron de asombro y yo decidí darme la vuelta y contemplar aquel lugar. Si que me llevé una sorpresa. ¡Era enorme! No me lo había imaginado tan grande. Sin duda era estilo egipcio, la puerta principal estaba a unos quinientos metros de nosotros. La puerta estaba forjada de oro, y había imágenes grabadas, aunque las pude ver debido a la lejanía. Bajo la puerta de tres metros había unas grandes escaleras, al terminar la inmensas barandillas, en cada lado había un león, pero… ¡No podía creerlo! ¡Las estatuas se movían! Los leones se mostraban receptores ante cualquier peligro, seguramente querían proteger lo que había dentro de la escuela. Esos fueron sin dudas unos de los primeros inicios de que la magia existía.
Había unas columnas e frente de la puerta, sostenían un enorme capitel, no se muy bien que ponía, estaba en una lengua extraña para mí.
La verdad es que la escuela era enorme, sin duda habría sido el palacio de un emperador. Los muros eran de color blanco, igual que el capitel, los leones y las escaleras. Había grabados en las paredes jeroglíficos, grabados en oro y plata. El dibujo que más se repetía era el de una joven preciosa y un joven mirándola dulcemente, solían estar juntos en todos los dibujos. Quizás contarán una historia de amor…tendré que acordarme de preguntarle a Zac.
El edificio, creo yo, que tendría como unas seis plantas o más, no sabría decirlo con seguridad.
Me dí la vuelta y contemplé que unos árboles nos rodeaban, pero al fondo de la espesura se veía la arena del desierto y algunas pirámides. No dudo ni un momento que le lugar era precioso.

-Venid por aquí.

Una nueva indicación de Zac, seguida de un gesto con el que nos quería decir que no nos distrajéramos ni nos quedásemos atrás. Si que pasamos un poco de miedo al pasar entre medio de aquellos leones. De cerca aún parecían más grandes, y nos miraban fijamente. Yo preferí mirar al suelo. Su mirada me incomodaba.

-Tranquilos, son los guardianes de la escuela. Sólo se encargan de que nadie intruso entre.

Pues la verdad es eso me tranquilizaba un poco, no tendríamos que preocuparnos de curiosos, ni de ladrones dispuestos a robar las reliquias del palacio.
Por dentro, aún parecía más grande. Un gran holl se mostraba ante nosotros. El techo era muy alto y las paredes también estaban pintadas de blanco, y con montones de retratos colgados.  También parecían de la realeza. Quizás todos los  cuadros fueran solo un gran árbol genealógico.  Había un mostrador que salía de la pared, detrás de él se veía una gran sala, con personas buscando informes, hablando o tomándose un poco de té. Deduzco que serían los profesores.

-Chicos, en está escuela sois los especiales.
-¿Especiales?- dijo Deborah, creo que no le gustaba mucho la idea de ser diferentes a los demás.
-Sí. Ya que poseéis un poder más grande que el resto de alumnos. Iréis a clases avanzadas y estaréis solo vosotros en vuestra clase. Aquí os enseñaremos a manejar vuestros poderes.
-¡Pero yo no quiero cambiarme de escuela! ¡Mis padres no saben nada de esto!- exclamó Brad.
-Tranquilos, eso lo hemos solucionado, ellos creen que estáis en un intercambio. Teniendo poderes es muy fácil convencer a alguien. Y sobre lo que no quieres cambiarte de escuela…no puedo hacer nada. Pero tus poderes se están mostrando y sería muy fácil que mostrases tu don a los humanos, aún está sin controlar.
En la cara de Brad hubo un signo de aprobación aunque no le hacía mucha gracia la idea.
Zac nos repartió un horario y nos guió a lo que dijo que sería nuestra clase básica sobre concentración.
Nos guió pos unos extremos de la entrada, esta vez el pasillo era bastante grande e iluminado por unas ventanas que ocupaban bastante superficie de la pared. Había una gran escalera a nuestra derecha. En la que se podía observar como unos estudiantes nos miraban con asombro. Cuando ya estábamos a varios metros de ellos, empezaron a cuchichear. ¡Cómo odio cuando la gente hable de mí! ¡No me gusta llamar la atención! Suspiré hondo y me volví a concentrar en la arquitectura.  Salimos al exterior después de un rato caminando, (lo que prueba que esta escuela es grande de verdad). Nos encontrábamos en un patio. Era enorme, como todo lo que había visto hasta entonces. Había unos establos a un extremo del lugar. Se podían ver varios útiles, aunque muchos de ellos no me sonaban.
En una esquina, había una joven, más o menos diría que tenía mi edad. Estaba concentrada mirando al suelo, tarareando una canción. La verdad es que me llamó la atención de lo que cantaba. Era una famosa canción de Metallica, pero, exactamente, no me acuerdo del nombre, pero seguro que era del grupo.
Sus cabellos eran juguetones y se rizaban alegremente en su corto cabello. Eran negros, pero con un brillo singular. Su piel era blanca, lo que enmarcaba sus ojos, de un negro carbón.
-¡Sara!
-¡Zac! ¡Ya pensaba que no vendrías! ¿Estos son…?
-Exacto.
-Déjalos en mis manos.
Zac le sonrió y se marchó por una de las cien puertas que había allí. Como me quede sola un instante en este lugar, juro que me perderé. ¡Es enorme!
La chica hizo un gesto con las manos, y suspiró.
Fue repentino y muy rápido, un fuerte dolor azotó mi cuello. Me quería arrancar algo que tenía allí. ¡Era insoportable!
Pronto, empecé a escupir sangre y yo me notaba mareada por el dolor. Pero antes de morirme desangrada pensé en lo que me había sucedido antes, en lo que Zac nos había dicho. ¿No decía que teníamos poderes? Pues…si yo tenía el Don del viento, algo podría hacer… ¿No?
Me concentré, a pesar del horrible dolor. Respiré hondamente, y sentí como el viento giraba a mí alrededor, y me respondía a mi llamada.

– Tírala – susurre.

No quería hacerle daño, ni mucho menos. Solo quería desconcentrarla, y esperaba que realmente funcionase.
Como yo pensaba. Una fuerte ráfaga de viento llegó hasta ella, y la tiró al verde césped. Ella se había desconcentrado por completo. Y yo aliviada, tragué para comprobar que no había nada en mi garganta, el dolor había secado. Y mi cuello se sentía tranquilo por fin.

–Tranquila.
– ¡Pero casi me matas!
–Esta era la primera lección. Estate atenta a todos los movimientos de tu enemigo. Que nada te coja por sorpresa.

Estaba un poco enfadada, pero fascinada al mismo tiempo. Me lo parece o ¿Me estoy volviendo loca? Era probable, quizás todo lo ocurrido era un sueño, solo un mal sueño. Me pellizqué y comprobé que me dolía. Y esa esperanza se fue tan rápido como el viento que había invocado instantes antes.
¿Por qué a mí? Siempre deseamos que nos pasen cosas fabulosas, tener poderes o cosas por el estilo…pero… ¿Y si nos pasa de verdad? No queremos estar en ese lugar, y deseamos los típicos problemas adolescentes, que me parece que se han acabado hoy mismo para mí.
Sara nos estaba comentando que era tener poderes, decía que era algo mágico pero que a la vez había que tener mucho cuidado, que ella nos ayudaría a controlarlos.

–Lena, ¿Tu ya has conseguido tu arma? ¿No? – No me miraba a mí, sino a mi pulsera.
–Si.
–Bien, invócala.

Volví a hacer lo mismo que en aquella sala, concentrarme y desear ese cambio de forma. Y una vez más tenía ante mí, el magnífico arco de plata.

–Bien, ¿Ves esa diana de la pared? – Asentí  – Pues enfoca la flecha ahí.
–Pero…no tengo flecha…
–Usa tu imaginación.

Y me sonrió muy dulcemente con un toque de picardía. Pensé de nuevo…el arco tenía que ver con la magia. ¿No? Y yo poseía un don mágico…probemos entonces. Enfoqué mi mano como si fuera a tirar una flecha, respiré y disparé. De mi arco salió una flecha plateada hecha de viento, que fue a parar justo al medio de la diana. Me quedé con los ojos abiertos, creo que eran demasiadas sorpresas en un día.

– ¿Hay alguien más que tenga ya su arma?
–Lamentablemente, no. –respondió Ami.
– ¿Aún no creéis en la magia? ¡Mirad a vuestro alrededor! Todo es magia en este lugar, al que pronto llamaréis hogar.

Ella volvió a sonreír de oreja a oreja, y mirándonos a cada uno de nosotros fijamente hasta que su mirada se posó en mí. Creo que su mirada intentaba decirme algo, como advertirme de un peligro o quizás solo fueran imaginaciones mías. Luego, ordenó que los demás hicieran unos ejercicios relacionados con su elemento, pero nadie podía dominarlo. Al final, Sara dijo:

– Está bien. Ya sé cuales son vuestras capacidades, pero no os agobiéis. Pronto creeréis en la magia y tendréis vuestras armas. Hasta entonces tenéis que aprender a controlar vuestros poderes. Os podéis marchar.

Lo que hizo después si que era imposible, tocó el suelo y una línea salió de donde ella había colocado su mano. Era como un camino, como para guiarnos.

–Esta senda mágica os guiará a vuestra torre, solo estaréis vosotros en ese lugar. Debido a que sois los especiales. Zac os irá a buscar para vuestra siguiente clase, pero tranquilos, ya os hemos evaluado. Ahora tendréis una semana para acomodaros, pensar en lo que ha sucedido hoy y en disfrutar de Egipto. Hasta la semana que viene.

Una vez más nos sonrió, y se fue por una de esas puertas gigantescas que daban al palacio.

1 comentario:

  1. Hola! he estado leyendo un poco de tu blog y me ha gustado bastante! te voy a seguir porque veo que necesitas apoyo! yo también lo necesito porque tb me gusta escribir, si te quieres pasar http://inmapequenaescritora.blogspot.com/
    ánimo!

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