Dejé a
Zac en el suelo y vi como los chicos intentaban apagar el fuego, intenté con el
aire quitarle el oxígeno al fuego para que se mitigase, pero esas llamas no
obedecían ni a la mismísima Deborah. Entonces, fue cuando lo oí. Era un grito
desgarrador de un niño que se encontraba dentro, atrapado. Parecía que yo era
la única en oírlo y lo atribuí a mi magnífico oído, no había sonido que escapase
del aire.
Corrí lo
más deprisa posible y aunque Zac intentó detenerme, yo ya estaba decidida a
salvar a aquel pequeño. Aunque no podía apagar el fuego, lo que sí que podía
era apartarlo de mi camino. Me abrí paso hasta el interior, y tanto el humo
como el fuego me impedían la visión, así que cerré los ojos y seguí la
dirección del grito. Seguí peleándome con unas llamas juguetonas cuando llegué
al lugar donde juraría que provenía el llanto del niño, pero ahí no había
nadie. Mierda.
El suelo
empezó a resquebrajarse y yo alcé el vuelo, pero el elemento de Deborah me
impedía ascender y respirar, vi como mis amigos llegaban a donde yo me
encontraba y finalmente, el fuego nos empujó al agujero que se estaba formando
en el suelo. Mis alas no respondían debido a la presión y pronto, todos
acabamos deslizándonos por una especie de tobogán hasta que caímos a un suelo
arenoso.
Estábamos
Deborah, Brad, Ami, Zac, Trevor y yo. Miré a mi alrededor y vi grandes cascadas
de arena resurgir de las paredes y como había estructuras semejantes a las de
la escuela ahí abajo, solo que el suelo era como una gran playa. Me quedé en
estado de shock cuando lo comprendí, la pesadilla me había venido como un
flashback a la cabeza y el lugar donde sucedía era idéntico al que estábamos.
Grité que
teníamos que salir de ahí ahora mismo, pero el agujero por el que habíamos
caído se había cerrado tras nuestro paso.
Miré a
Trevor preparada por si realizaba algún movimiento extraño… pero nada. Cada vez
más, esa sensación de que podía ser él Dyaus se iba desvaneciendo.
Cerré los
ojos para concentrarme mejor y llamé mentalmente tanto a Astor como a la diosa.
En mi mente y mi corazón solo había un pensamiento: <<Que no suceda lo
que creo>>.
Ya no era
solo por mí, es que se lo había prometido a su madre, iba a proteger a Zac a
toda costa. Me coloqué a su lado y expuse la situación en voz alta, que este
lugar me daba muy pero que muy mala espina. Asintieron todos preparándose para
atacar algo, sea lo que fuese. Incluso Trevor estaba en posición de protección
rodeándonos a Zac y a mí. Entonces lo entendí, nos habíamos equivocado de
enemigo, de la gente que había conocido en la escuela… solo dos me habían dado
repelús: Dafne y…
Sacándome
de mis pensamientos, una masa de tierra se abalanzó hacía nosotros. No le fue
difícil a Brad cargársela. Yo me estaba temiendo lo peor, nuestra batalla final
iba a ser bajo tierra donde mis reflejos, instintos y todo lo demás eran casi
inútiles. ¡¿Tanto era pedir un pedacito de cielo?! Se veía que sí.
Los guié
hasta unas columnas donde al otro lado se veía un nivel mucho más bajo, a unos
cuantos metros debajo de nosotros, vi un pequeño escondrijo, una cueva que
pasaba bastante desapercibida. No sin miedo, cogí a Zac de la mano y volé hasta
abajo. Todos los demás, según sus medios, bajaron justo donde estábamos
nosotros.
-
Lena, estamos bajo
tierra y hay arena por todas partes, más que preocuparte por mí, deberías
hacerlo por ti.
Zac tenía
su razón, pero ya no me confiaba de nada. Les hice una señal para que todos
entrasen en la cueva, una vez dentro empezó a oler a chamusquina en el
exterior, y pensando que mis poderes no eran nada ahí abajo, me quité m pulsera
y la convertí en arco. Ese olor me resultaba familiar, y no era porque se
estuviese quemando algo. Un dragón había descendido hasta ahí abajo buscando a
su presa, lamentablemente… era presa éramos nosotros. Me atreví a sacar un poco
la cabeza de la cueva y mirarlo: Sus escamas brillaban como el más
perfecto rubí pero eran del color de un diamante. Sus ojos ámbar resaltaban
sobre los tatuajes zafiros de su cara, esos mismos tatuajes se dibujaban sobre
todo su cuerpo. Sus pequeñas patas parecían elegantes y su cola la más fuerte
roca.
Yo a ese dragón ya me había
enfrentado y no con mucho éxito que digamos. Volví a dentro de la cueva, nunca
pensé que un boquete en la tierra me pareciese lo más seguro del mundo, lo que
habría dado por un combate con el dragón en el aire. Dyaus había preparado el
sitio muy bien. Les dije a mis compañeros lo que había fuera, y muchos parecieron
asustarse, aunque fuera solo un poquito. Trazamos un plan, Trevor y Deborah
lanzarían un enorme rayo a la vez. Pillaríamos de sorpresa al dragón, tiempo
suficiente para que ellos pudiesen esconderse tras unas rocas en el fondo del
campo de combate. Después, Ami le nublaría la vista provocando una pequeña
niebla alrededor de sus ojos, tiempo en el que el dragón intentaría quitársela
de los ojos y eso le causaría arañazos por sus garras en su rostro. Brad y Zac
moverían las arenas para crear una cuerdas que agarrarían al animal
impidiéndole moverse. Finalmente, yo cogería mi arco y apuntaría justo al
comienzo de sus alas, donde mis flechas se convertirían en ráfagas de aire que
le desgarrarían las alas por completo, causándole tanto dolor que caería desmayado
al suelo. Así lo hicimos, y así sucedió. Aunque pasó algo que no estaba en
nuestros planes, cuando el dragón cayó moribundo empezó a desvanecerse hasta
desaparecer.
-
Fantástico Lena, vas mejorando…
¿Pero qué ocurriría si te tuvieses que enfrentar a una serpiente?
Era una
voz horripilante y me costaba muy poco deducir a quién pertenecía. La verdad es
que les tenía un pánico a las serpientes horrible, tan escamosas y siempre
deslizándose por el suelo sigilosas. Toda mi piel se volvió de gallina al ver
como el dragón daba paso a una serpiente gigante. ¿Por qué los bichos a los que
había que enfrentarse no podían ser lindos conejitos? Quién sabría en ese mundo
loco lleno de magia.
Ahora
estábamos separados en aquel lugar, a varios metros debajo del suelo y sin
ningún plan, por no mencionar a la “preciosa” serpiente que me quería devorar.
Nada mejor para pasar el fin de semana.
Tensé la
cuerda de mi arco, intentando intimidar a la serpiente. Se echó un poco hacía
atrás, debía de haber visto lo que mis flechas habían hecho al dragón. Disparé
la primera, haciendo que mi flecha le atravesara la lengua bífida y la destruyera
en cuestión de segundos. Eso le hizo gritar de dolor y enfadarse más de lo que
estaba. Al instante, actuaron mis compañeros. ¿Qué era lo que menos podía
gustarle a una serpiente? El calor. Por parte de Deborah empezaron a lanzarse
cientos de bolas de fuego que quemaron toda la piel de la serpiente.
Finalmente, un rayo le atravesó la boca recorriendo después todo su cuerpo y
haciendo estallar a la serpiente en pedacitos. Zac creó un muro de arena sólida
para que no nos cayera un trozo de escama gigante a la cabeza. ¡Pero qué asco!
-
Parece ser que ha
llegado mi hora. Guardiana del Reloj, enfréntate a mí aquí y ahora.
-
¡¿Y si no quiero?! -.
Grité en todas direcciones.
-
Lo siento, pero no
tienes otra opción.
Oí la
risa malévola de Dyaus y como su figura iba apareciendo de entre las sombras.
Primero el cuerpo y finalmente la cara. No pude evitar un grito ahogado, Dyaus
era la persona que jamás me había venido a la cabeza como candidato, pero sí su
flamante compañera.
-
Hola Dafne, hola
Jeremy.
-
Veo que te acuerdas de mí, querida Lena.
-
Altair era vuestro
amigo. ¿Dónde está?
-
Digamos que en un lugar seguro… si quieres volverle a ver, solo
tendrás que luchar conmigo.
El odio
con el que le derroté la primera vez resurgió en mí, tenía tantas ganas de
darles una paliza que tuvo que detenerme Zac, diciéndome algo que quizás me
ayudaría:
-
Verás ahí a gente que
conocías, pero tienes que acordarte lo poderosos que se han vuelto, y que
Jeremy se ha convertido en Dyaus.
Fue
casi un susurro, pero no me costó nada
oírlo a la perfección. Ese momento de desconcierto fue cuando Jeremy-Dyaus y
Dafne empezaron a atacar. Pronto todo se volvió oscuro y empecé a palpar las
paredes de esa prisión de arena, lo único que Zac estaba dentro conmigo
también.
-
¡Zac! ¡Sácame de aquí
ahora mismo!
-
Lo siento, pero no
puedo hacer eso. Te matarán, estás muy débil bajo tierra.
-
¡Y si no me dejas
salir, también te matarán a ti!
Me abrazó
en la oscuridad de esa especie de escudo y me dio un beso en los labios.
-
Prométeme que seguirás
adelante sin mí, que llegarás a darle una patada en el culo bien fuerte a
Dyaus. ¿Prometido?
-
¡No! ¡No te puedes
marchar a luchar!
-
¡Prométemelo!
-
No, si eso quiere
decir que no vas a salir de aquí.
-
Voy a salir de todas formas,
Lena. ¿Prometido?
-
Prometido.
-
Te amaré siempre.
Me dio un
último beso y mientras yo intentaba agarrarlo con fuerza para que no saliese,
él aún puso más escudo a mí alrededor. Me agobiaba tanta tierra encima de mí, y
mis lágrimas mostraban que no quería que Zac muriese. ¡Era todo tan injusto!
Saqué
fuerzas que no tenía, y entre una mezcla de enfado, impotencia y dolor, el aire
me sacó de esa prisión arenosa tras una explosión.
Todo era
como si lo hubiese vivido con anterioridad, solo que mis amigos nunca habían
aparecido en el sueño.
Zac
mostró esa sorpresa, Jeremy abrió la tierra con su cetro y yo invoqué el poco
aire que me quedaba para ayudar a Zac. Él, finalmente cayó pero yo le cogí de
la mano antes de que una fatalidad sucediera.
-
¡Debes soltarme! ¡No
podrás conmigo! ¡Tienes que luchar y vencer a Dyaus!
-
¡No sin ti!
-
¡Hace un minuto me
prometiste algo! ¿Recuerdas?
Mis
lágrimas eran cada vez más abundantes, y ese aire que había invocado se había
desvanecido por completo. Rebusqué cualquier fuerza que me quedaba, llamé al
aire, a Astor y a la diosa mil y una vez. Mi corazón latía con fuerza, a punto
de salirse. Pero ni Astor, ni la diosa, ni mi preciado aire acudieron a
ayudarme.
Zac me
miró con una gran sonrisa en la cara, y con lágrimas en los ojos me dedicó su
último susurro:
-
Te amo.
Dejó de
agarrar mi mano, y a mí se me empezaba a resbalar. Grite el nombre de mis
amigos para que me ayudasen, pero no había contestación. Mi último recuerdo de
aquella noche es ver a Zac caer mientras yo gritaba desesperada su nombre.
-
¡¡ Zac!! ¡¡Zac!!
Continuará…?